"Durante las clases de Pilates embarazadas me sentía volátil, con movimientos de seda y con la respiración que me acompañó todo el proceso y me ayudó tanto en el parto. Aprendí a manejar mi centro, el origen de todo, y donde se aloja la vida. Desde ahí no sólo caminamos erguidas, sino que acompasamos el movimiento del cuerpo de forma global, como en la danza."